martes, febrero 22, 2011

Las voces de oriente vienen llegando



“Sean siempre capaces de sentir
en los más hondo cualquier injusticia
cometida contra cualquiera en
cualquier parte del mundo”

(Che)

Cierta ambigüedad subyace en todo ser humano, puede llevarnos a modificar criterios de plano o radicalizar posiciones, no por un descarado viraje del destino, sino por esa característica intrínseca en cada individuo. Esto opera de diversas maneras, puede activarse en cualquier momento y ofrecer algo distinto, inesperado, marcar la diferencia y cambiar el mundo.

Las rebeliones populares pueden adaptarse a este patrón. Ya que los oprimidos son abusados durante décadas, siglos, hasta que un día, como cualquier otro, alguien dice basta y desencadena la asimilación de la necesidad de independencia. Ese constante agachar la cabeza se convierte en una frente en alto, que tiene el maravilloso efecto de multiplicarse con repeticiones de vértigo. Ese es el quiebre, esa es la cuña de la liberación. Empieza de a poco y ya no puede detenerse, es el pueblo que, en su nombre propio, habla. 

Estas expresiones surgidas desde una incalculable acumulación de represiones e insatisfacciones permanentes, logran un clima único, conjugan un remolino de acciones que generan solas el momento más oportuno de todos y logran que después de 18 días de revolución caiga un dictador en Egipto, por ejemplo. Es llamativo el efecto que esto produce, no solamente entre los actores directos de semejante cambio, sino en el entorno. Es el eco, la reacción a la acción de autonomía. 

Occidente siempre sobre estima estas variables en oriente, por el simple hecho de que no las comprende. Los sistemas democráticos obtenidos en Latinoamérica después de las sangrientas dictaduras cívico-militares no pueden ser comparados con las necesidades institucionales de Oriente. Una cultura de 2000 años no puede pretender imponerle prácticas políticas a otra de 5000 años. Es hasta una cuestión de cálculo. No necesariamente la democracia interpretada por nosotros será la solución viable en países como Egipto. O Libia. 

Poco a poco aquellos déspotas conocidos por todos aunque apañados por los gobiernos estadounidenses, hayan sido republicanos o demócratas, están siendo interpelados desde sus propias naciones, aquellas que llevan asfixiando décadas. Desde las entrañas de esos pueblos se están gestando las revoluciones que son ejemplos de resistencia contra los Mubarak o los Khadafy, sublevaciones que seguirán sembrándose en las tribus y poblaciones que viven apresadas bajo las sucias suelas de la tiranía, aquella que no sólo mata de bala, de bomba o de hambre, sino que también mata de silencio. Hoy, ahora, esos hombres y mujeres, esos jóvenes, han dicho basta en nombre de todas esas generaciones aplastadas durante siglos, y han gritado con las voces de todos los acallados y han luchado por todos sus muertos y por todos los vivos y por todos los que nacerán, algún día en esas tierras arrasadas y saqueadas por los autócratas locales, siempre sostenidos por presidentes norteamericanos. Esos hombres, mujeres y jóvenes han encontrado su voz, ojalá nada ni nadie vuelva a acallarlos nunca. Ojalá no pierdan esa voz jamás.

1 comentario:

Cani dijo...

Sí, pero ojo q las revueltas se producen no solamente en países con gobiernos aliados de EEUU sino también en pasíses muy enemigos, como Siria.

Buen tesssto.