martes, noviembre 13, 2012

Los hijos de segunda



            Resultan preocupantes ciertas declaraciones de la diputada nacional del PRO y ex vicejefa de Gobierno de la Ciudad, Gabriela Michetti, sobre las posibilidades de adopción de las parejas del mismo sexo. No sólo preocupan por su contenido altamente discriminador, aunque no es la primera vez que la dirigente macrista hace ese tipo de comentarios, sino por el grado de desparpajo con que lo dice y por la concepción racista que trascienden sus palabras.
            En una entrevista realizada por el diario La Nación, cuando el periodista le dice “Voy a tomarte nuestra adaptación del test de Rorschach. ¿Para vos es una mancha esto?” y le muestra la foto del militante Alex Freyre, besándose con su marido, José María Di Bello. Ella se que da callada y mira seria. Ante el silencio, el entrevistador le habla de esa ‘supuesta’ según él, conexión que se cree que existe entre ella y monseñor Bergoglio, pues Michetti siempre se ha encuadrado bajo los designios de la Iglesia, oponiéndose al matrimonio igualitario y al aborto, por ejemplo. Ella desmiente tal relación, y dice que “Todo lo que hablo con Bergoglio son charlas más bien intelectuales sobre religión”.
            El periodista continúa con otra pregunta, justamente la que tendrá la respuesta de la que nos proponemos hablar: “¿Y si viene Alex Freyre, y te dice: "Gabriela, con mi pareja queremos adoptar"?”. Michetti dice: “-Es un tema que me inquieta no lo tengo definido. Si me ponés en la situación de un niño que esté en condiciones de abandono y en situación de una vida que va a ser muy dolorosa y muy triste y nadie lo quiere adoptar, pero hay una pareja de homosexuales que lo quiere adoptar... Y bueno, que lo adopte. Hay que pensar en la discriminación que puede sufrir un chico. Yo pido que las miremos y con data después decidamos”. Así. Sin anestesia. Lo replicamos de manera textual para que no haya interpretaciones, sino la lectura directa.
            Hay varias cosas para decir. Además de lo obvio, claro, como que Michetti no está de acuerdo con que las parejas del mismo sexo puedan adoptar, se evidencia su propio prejuicio, pues habla de una supuesta discriminación que puede sufrir una criatura, lo que no dice es que esa es su sensación, lo que ella sentiría hacia ese niño. Pero rescatemos de las entrelineas de esta terrible agresión que Michetti realiza con sus dichos a todas las parejas del mismo sexo que quieren convertirse en padres y madres adoptando y a toda la comunidad gay en general y leamos un poco más allá. Si al chico nadie lo quiere adoptar… si está en una situación de vida dolorosa y muy triste… ahí si. Recién ahí que los gays adopten. Eso dice. Entonces, a los chicos más miserables, los más desprotegidos, los que no tienen cariño ni quienes los defiendan, a esos solos, ella puede concebir que les espere ese futuro de discriminación por tener dos papás o dos mamás. Los famosos niños de segunda. Los hijos de segunda. La crueldad más perversa en boca de una diputada de la Nación.
            Las discriminaciones que un chico puede sufrir en una escuela son muchas, por las características de su cuerpo, por las posibles dificultades para aprender, por si tiene un solo papá o una sola mamá, si sus padres se divorciaron… Como dice José María Di Bello en INFONews: “Para los chicos es mucho más fácil aceptar la diversidad que para los adultos. Mis hijos en particular no han tenido situaciones problemáticas con compañeros de escuela. Tuvieron situaciones por otro tipo de cosas más que por el tema de tener dos papás. A veces ha pesado más el hecho de ser adoptado que el hecho de haber sido adoptado por dos papás”.
            Lástima que el periodista de La Nación no le preguntó a Gabriela Michetti ¿qué busca un niño abandonado? ¿Busca una familia constituida bajo la norma católica? ¿Busca legisladores que los discriminen y los traten como personas de segunda? No. De seguro que no. Un chico que espera ser adoptado busca amor, quiere lo mismo que un niño que vive en el seno de una familia con padres biológicos: amor. Es tan simple que duele tener que explicarlo. Y eso ofrecen con creces las y los Alex Freyre y los José María Di Bello de este mundo: amor, como cualquier persona que quiere ser padre o madre, sin importar su orientación sexual. Esperemos que algún día los y las Gabriela Michetti de este planeta lo entiendan de una vez.

María José Sánchez
majosanchez@gmail.com

viernes, noviembre 09, 2012

Reflexiones del día después


“No comparto lo que dices,
pero defenderé hasta la muerte
 tu derecho a decirlo”.

 (Voltaire)

            Cuesta interpretar a aquellos dirigente políticos que han dicho que se sienten representados por esta manifestación que se ha dado en llamar 8N, por el día y el mes, como se llama casi todo desde el fatídico ataque a las Torres Gemelas que conocemos como 11S, o el atentado en la Estación de Atocha, en Madrid, de Marzo de 2004, recordado como el 11M.
            No es agradable ni esperanzadora la forma en que este tipo de fechas se promocionan, pero así lo han logrados los fanáticos de las abreviaturas o de las imposiciones de consignas. Pero volviendo a aquello de que políticos, dirigentes, con importantes cargos gubernamentales, digan que sienten que una fecha, una marcha o cacerolazo los representan es, cuanto menos, muy preocupante. Pensándolo un instante, imaginamos que son justamente ellos quienes tienen que ejercer y promover esa representación, sobre todo aquellos que han sido votados para ocupar cargos legislativos o ejecutivos. Si los electos por el pueblo no representan a sus electores, que salen a la calle a manifestar su descontento, cualquiera sean las razones, significa que un sector de la sociedad no tiene quien lo represente, simple. Ni siquiera aquellos a quienes seguramente ellos mismos votaron.
            Entonces estamos ante un problema muy grave. Sabido es que un gobierno nacional debe gobernar para todos, pero difícilmente represente a todos los sectores, puesto que no gana con el 100% de los votos. Entonces, ese espacio debe estar encarnado por aquellos otros que fueron elegidos en las diversas elecciones. Pero si ellos mismos invierten el rol y colocan sobre los hombros o dentro de las cacerolas de los que marchan la potestad y la difícil tarea de representarlos, entonces estamos hablando de algo aún más severo, es el discurso de la anti política en boca de los políticos.
            Pero aun puede empeorar. Estos políticos manifiestan enviar a ‘su gente’ a estas marchas en contra del gobierno nacional. De esta manera queda en claro que son parte necesaria de la organización de este tipo de eventos: de hecho, en diversos puntos del país han aparecido afiches convocando y remeras alusivas. La supuesta espontaneidad de este tipo de cacerolazos ya se ha dado por tierra cuando es titular de tapa de diarios y cuando, incluso, meses antes del ocho de noviembre sabíamos que iba a pasar, donde y quienes lo promovían.
            Las consignas han sido también un tanto confusas, al menos para mí. Muchos de los manifestantes han proclamado ésta como la ‘marcha de la paz’ y la democracia, pero los cánticos que se escuchan o las pancartas que se leen están muy lejos de ser pacíficas: “Andate con Néstor la p…”, en claro deseo de que muera la presidenta. E infinidad de insultos y agresiones irreproducibles en tanto y en cuanto quiera que esto no se transforme en un catálogo de improperios, por más diversos y llamativos que esos resulten.
            Hay una clasificación de que todo el que no piensa como uno es o una persona carente de cerebro y pensamientos propios pagada por el gobierno o un fascista y golpista hijo de Satán. Evidentemente, ni la manifestación cacerolera es pacífica, ni son una legión de anticristos que vienen por la buena gente. En todos los casos la generalización no sólo es absurda, sino que es dañina y nociva para todos, pues decir que más de medio país cobra por pensar así, y son vagos e inútiles y sólo quieren un choripán, es desopilante y discriminador, tanto como decir que cualquiera que no guste o acuerde con las políticas del gobierno quiere que vuelvan los militares.
            El problema es que hay mucha gente que no votó a la fórmula presidencial ganadora que pide que este gobierno ‘se vaya’, como si el orden democrático no fuera una prioridad ciudadana, una necesidad y un hecho por el que todos debemos velar. Allí volvemos al inicio: la falta de representatividad del sector opositor se pone de manifiesto aquí, en vez de buscar proyectos donde se sientan cómodos, o construir espacios donde sus puntos de vista se vean reflejados, atinan a la versión más fácil de las cosas: que se vaya el que no me gusta, aunque no tengo idea de quién tiene que venir. Demás está decir que todavía hay gente que cree que los militares son la solución a algo, de hecho he discutido con personas que piensan así, no me lo contaron. Pero afortunadamente, no son la mayoría.
            Así mismo, si es una marcha de ciudadanos comunes, en desacuerdo con la gestión oficial, no necesita la promoción desvergonzada de periodistas y medios hegemónicos. De hecho, la desvirtúa, intentando poner de su lado a aquellas personas que se manifiestan y poner en sus bocas sus propios reclamos empresariales, utilizar el eco de sus cacerolas para sus propios fines siempre económicos. Porque más allá de las redes sociales, la marcha tuvo mucha mayor difusión con las tapas de ciertos diarios, columnas de opinión periodística, programas radiales o de televisión e, incluso en las mismas redes sociales fue  promocionando, es decir, pagado, un Trending Topic (palabras o frases más repetidas en poco tiempo en Twitter) al que llamaron 8N EN VIVO.
            Hay muchas cosas difíciles de entender, a menos que supongamos que provienen de consignas poco claras de multimedios y algunos sectores políticos, como el caso de estar en contra de una eventual re re elección de Cristina Fernández de Kirchner, y escribo eventual porque no hay proyecto oficial al respecto, lo que si existe es una campaña de junta de firmas del binnerismo en contra de que esto que aun ni se ha propuesto ocurra. Y una clara campaña mediática, claro. Más extraño aun resulta que aquellos que exigen que “esta mujer se vaya” dicen pedir respeto a la constitución. O los que exigen libertad de expresión a viva voz por las calles, sin problemas.
             Inflación, falta de seguridad, fueron otros de los reclamos, si se quiere, los más destacables. También debemos señalar que el hecho de que haya camionetas 4x4 cargadas de latas para repartir (y golpear), no ayuda a que la protesta parezca llevada adelante por ciudadanos comunes y espontáneos. Es evidente el alto grado organizativo y de promoción de determinados sectores que no son los comunes vecinos protestando.  Una protesta que puede compartirse o no, pero que es una clara muestra de que el país vive en plena democracia, donde se puede decir lo que uno piensa y pedir lo que uno quiere. Nunca puede estar mal escuchar al otro, aunque no tenga las mismas ideas, es sano y necesario. Ahora queda esperar si algún político de la oposición puede acaparar este descontento en su favor, difícil parece, ya que el enojo los incluye también a ellos, los que perdieron contra Cristina en octubre pasado, los que no han podido articular un proyecto alternativo de gobierno y ofrecérselo a los votantes, los que no pueden representarse ni a ellos mismos, y buscan dentro de cacerolas lo que deberían construir desde la política.



María José Sánchez
majosanchez@gmail.com