martes, marzo 05, 2013

Hablemos de la inmortalidad




“Estaría dispuesto a entregar mi vida por la liberación
 de cualquiera de los países de Latinoamérica”

(Che)


            Empezó acá en Mar del Plata, estoy segura. Lo se, porque estuve ahí. Yo era una de las miles y miles de personas que caminamos en esa marea latinoamericana por la avenida Independencia en la Marcha del Alba hasta el Estadio Minella, donde, bajo una fría llovizna, escuché por primera vez al Presidente bolivariano Hugo Chávez.
            Su “ALCA, ALCA… ¡ALCA rajo!”, sonó a rugido de libertad y fue repetido por los miles allí presentes, quienes hicimos una su voz con las nuestras y lo gritamos, para que el Imperio lo escuche fuerte y claro. Y lo escuchó. Y nosotros empezamos a creer que otra historia podía escribirse, y sostener firme la pluma y abrir el libro de la Patria Grande justo después de las páginas que habían escrito los Bolívar, los San Martín, los Sandino, los Guevara, los Castro, los Dorrego, las Azurduy y tantos otros y tantas otras. Y empezamos a delinear las primeras frases, las primeras alianzas, levantamos más alto las banderas, porque nunca se bajaron.
            Era el 5 de noviembre de 2005 y la Unidad Latinoamericana volvía a abrirse paso con fuerza renovada, mientras íbamos sacando la cabeza fuera de la noche oscura de la supremacía del neoliberalismo en nuestras tierras, y pudimos hacerlo porque acá hubo Chávez. Revolución, le dicen.
            A las personas como Chávez, las que conforman apenas un pequeño y apretado puñado de imprescindibles, no las podemos enterrar, porque a ellos los sembramos y con nuestras lágrimas humedecemos la tierra fértil de nuestra Patria Grande, inmensa, para que florezca más como ellos. Miles.
            Llorarlo es reconocer semejante pérdida, es apreciar, en el acto, el vacío que dejará alguien como él. Nunca comprendí a los que se niegan a llorar a los seres amados, o respetados, o admirados. Es como negar la raíz misma de nuestra esencia, esa que se conmueve con la muerte, tanto como con la vida. El llanto es de dolor, porque duele. Pero las lágrimas igual nos permiten la sonrisa al recordarlo. Esa mezcla de alegría, sufrimiento y pasión tan latinoamericana que llevamos bullendo en las venas: la sangre roja, como la marea del pueblo venezolano que siempre lo acompañó, lo sostuvo y lo reafirmó.
            De a poco, muchos otros países se fueron sumando a la Unidad, la solidaridad del pueblo sin fronteras. Hoy somos más los que queremos una Patria que contenga todas nuestras patrias, que los que quieren paisitos chiquitos para vender por partes. Y esos son capaces de vender todo, hasta nuestras vidas.
            Entonces, ¿cómo creer que hay un final para Chávez? ¿Cómo no sentirlo vivo, peleando por los pobres de cualquier parte? ¿Cómo pretender clausurar el futuro antes de vivirlo? Es que de eso se trata la inmortalidad, señoras, señoras: de morir para seguir viviendo en los demás. Porque nos queda mucho camino que andar, porque vamos a persistir, hasta la Victoria, siempre. Siempre. Siempre. Porque continuar la lucha no sólo es el mejor homenaje, es el único.

María José Sánchez

sábado, febrero 16, 2013

Prueba de Vida



             Luego 68 días de especulaciones, exageraciones, mentiras y buenos y malos deseos, aparecieron, finalmente, imágenes del Presidente Hugo Chávez, quien desde La Habana se recupera de una severa intervención quirúrgica.
            Lo daban por agonizante unos, lo salían a dar por convaleciente otros. Lo dieron por muerto, lo dieron por vivo. Hasta el famoso diario español El País llegó al extremo de publicar imágenes falsas de un supuesto Chávez (quien no era tal) entubado y aparentemente a punto de dejar este mundo. Algunos medios le pusieron tanto empeño en (des)informar sobre el estado final del mandatario venezolano que podíamos distinguir cierto deseo de que fuera cierto por la forma en que transmitían las supuestas noticias.
            Ayer, circularon las primeras imágenes de Chávez desde que fue intervenido en el hospital cubano a mediados de diciembre. Pero no fueron tapa del diario El País. Parece que la recuperación no vende para ciertos medios. Como se sabe, las fotos de Chávez, las verdaderas y únicas, las que vimos ayer, lo muestran consciente y activo, aunque acostado y con un rostro desmejorado por la larga internación. Pero eso quiere decir una sola cosa, esa que negaron infinidad de veces: sigue siendo él quien manda en Venezuela.
            Podremos discutir si se tardaron mucho y demostrar en qué estado se encuentra el mandatario realmente. Podemos intercambiar ideas sobre el modo y la forma en que el gobierno venezolano ha llevado adelante el tema de la enfermedad presidencial y su comunicación al respecto. Pues debemos asumir que tal vez no haya sido la mejor. Aunque la mayoría de los venezolanos confía en lo que se ha dicho al respecto, quizá no se ha dicho lo suficiente.
            Leímos, incluso aquí en Argentina, incontables artículos que hablaban de que era imposible que el Jefe venezolano esté al tanto de la cotidianeidad de su país, y que se pronuncie al respecto y ordene medidas a su Vice, Nicolás Maduro. Ahora vemos que, si bien a la distancia desde Cuba, y sometido todavía a un duro proceso de recuperación, Hugo Chávez está en funciones. Y eso de seguro es bueno para los millones de venezolanos que lo votaron una vez más para que siga dirigiendo los destinos de su país. Es bueno para la unidad latinoamericana que lidera junto a otros líderes de la región, Como Mujica, Evo Moralez, Cristina Kirchner, Correa, Lula y Dilma. Porque todos ellos ganaron sus elecciones con amplísimos márgenes, inclusive este domingo de seguro Rafael Correa seguirá el camino de sus colegas sudamericanos en obtener un triunfo holgado.
            Son apenas unas fotos, pero prueban que la vida todavía va ganando la batalla en esa habitación cubana. Aunque Chávez se encuentra débil físicamente, con una insuficiencia respiratoria que no le permite expresarse aun mediante la palabra, como afirma el ministro de Ciencia venezolano Jorge Arreaza: “Chávez tiene dificultades para hablar, pero escribe sus decisiones y se da a entender. Lo que no tenemos es la voz que lo caracteriza, pero se está recuperando para eso”. Y demuestran que la especulación en el periodismo es casi tan peligrosa como dar noticias que no existen.

 María José Sánchez

sábado, febrero 02, 2013

La política farandulera ó la farándula politiquera


      
            La farándula y la política. O la política farandulera, o la farándula politiquera. Como más les guste. De eso se habla cuando se nombra a Miguel del Sel, Rocío Marengo, Leandro Ginóbili, Héctor Baldassi o Walter Queijeiro. Y es un error creer que si un partido político con representación en legislaturas, concejos deliberantes, y ambas cámaras, convoca a ‘famosos’ para ocupar cargos en futuras elecciones lo hace porque no tiene un proyecto político. Gran error. Porque es ese, justamente, el proyecto político.
            Y como son actores, modelos, gente ligada al deporte o periodistas, parece que pueden decir cualquier cosa excusados en su profesión, digamos, original. Un supuesto chiste que no hace reír ni al más alegre de la concurrencia, insulta mujer y envestidura, y debemos dejarlo pasar porque hay una mínima disculpa.
            O cuando se dice, en referencia a gente de clase social baja, pobres, en fin: “O los matas de chiquitos, o los discriminas de grandes”, cuesta creer que alguien, públicamente, se exprese de esa manera. Y que después salga, sin vergüenza, desembozada, a llamar a que militen su causa.
            No se trata de agrupar frivolidades, sino de buscar traducir en votos el conocimiento que de esos famosos tengan los votantes. No es hacer política, sino todo lo contrario, es deshacerla. Pero, insisto, no es que eso no sea un proyecto en sí. Si los políticos tienen que citar opiniones de actores o deportistas sobre los temas de la sociedad, y, además, afirmar sentirse representados por ellos, no es ausencia de elementos constitutivos de un plan o propósito político, sino desarmar y desmantelar la política como herramienta de transformación y volverla espejitos de colores, mutarla en una carrera de vanidosos inexpertos que creen que es un chiste ofender la investidura presidencial o que es chic burlarse de la pobreza. Como vemos, ninguno de los convocados es un adalid de los desamparados.
            Todos los ciudadanos comprometidos con su pueblo, que deseen mejorar la calidad de vida de las personas pueden y deben participar en la vida política cotidiana, sin importar de donde provengan o que ideas profesen. Pero no quiere decir bajo ningún punto de vista que banalizar y farandulizar algo tan serio como elegir a quienes deben tomar las decisiones y llevar adelante las acciones para el presente y futuro de un país sea una opción superadora. De hecho puede que ese intento fracase, porque célebre no significa, necesariamente, popular. Y no es problema de los famosos que aspiran a cargos electivos, sino de los políticos que, como el flautista de Hamelín, creen que pueden obnubilarnos a su gusto como a ratas torpes y llevarnos a donde quieren, que, como en el cuento, puede resultar ser un abismo.

María José Sánchez

jueves, enero 24, 2013

Los canallas




            A esta altura del día, ya la inmensa mayoría de nosotros está enterada de lo que sucedió con la –ya famosa- tapa del diario español El País. Mucho ya se ha dicho y se ha escrito sobre esto, las redes sociales estallaron en la noche argentina con críticas a la presunta foto de un Hugo Chávez agonizante, entubado, en coma. Pero me parece interesante utilizar lo que ha hecho hoy este periódico madrileño para plantear algunas cuestiones.
            Nadie pone los límites, es decir, cada uno de nosotros tiene límites, que puede transgredir o no, pero resulta muy difícil, al menos en materia de “ética periodística” colocarle límites a los demás, sobre todo porque quienes se han llenado la boca y han invertido litros de tinta en hablar de esto son, justamente, quienes más han violado las demarcaciones que muchos pretenden universales, pero que no lo son. El conocido has lo que yo digo pero no lo que yo hago.
            Lo que más me preocupa a estas horas, después de haberme indignado por la foto canalla, que ya sabemos, además, falsa, no es el hecho de que hayan publicado en tapa lo que ahora es un error gigante que va a ser difícil de superar en los años venideros, sino que los que obtuvieron esa imagen, los que decidieron publicarla, querían fervientemente que fuera real. Y sabemos que no es sólo una primicia, de las más cotizadas, seguro. Es un odio transmutado en ejercicio de un supuesto periodismo que quiere informar lo que, se presume, no informa nadie más. En el caso de Chávez, lo que no se dice sobre su salud.
            Y es esa la peor mentira de todas. La infamia de la foto falsa y su publicación nos deja en evidencia que no hay más límites, no es que los hayan corrido otro poquito para hacer de las suyas, no hay más límites. Los límites en el periodismo han muerto. Y es un velorio de varias noches. Con el discurso del deber de informar amasan infamias y las presentan como noticias. El doble discurso, pues en realidad: desinforman, mienten, inventan, ultrajan. Parece que la dignidad no es necesaria, de hecho debe molestar su recuerdo a quienes la han perdido. La dignidad, esa parte de uno que, como el apéndice, no tiene una función muy definida, pero se sabe que si está, es por algo y que si se pierde, no se recupera más.  
            Ríos de tinta correrán por esa foto. El País es un diario muy poderoso, y como todos los poderosos, puede continuar sin mirar atrás, si mirar siquiera a los  costados. Pero no dejemos morir esta discusión, que la mejor forma de debatirla es mostrarnos como somos y obrar en consecuencia. No olvidemos esta infamia histórica, como tampoco aquel “¿Por qué no te callas?”, que le gritó un día un Rey a un Presidente. A cuantos les gustaría que esa foto fuera cierta para que ese día, el del silencio, haya llegado, y Hugo Chávez, finalmente, se calle para siempre.
           
            María José Sánchez

lunes, enero 21, 2013

La violencia en el fútbol, esa materia pendiente



            En pueblos como el nuestro, Argentina, el fútbol no es un simple entretenimiento, como lo es en otras partes del mundo, ni algo que sólo ocupa nuestras mentes y sensaciones algunos domingos al año. No, es infinitamente más que eso. El fútbol es la encarnadura de la pasión, del deseo, de la esperanza. El fútbol es lo más visceral que puede pasarnos en noventa minutos, y seguirnos pasando después. Muchos podrán tildar estas líneas de exageradas, pero negarlo es no comprender uno de los ejes más trascendentales y firmes de nuestra propia cultura.
            Es que, entre otras cosas, el fútbol pasa, es decir, a diferencia de muchas otras cosas en la vida, el fútbol se sucede, con triunfos y derrotas, con alegrías y tristezas. Sólo hay que esperarlo un poco, unos días: no se vuelve una utopía, como algunas cosas que también podrían darnos satisfacciones. Además el fútbol iguala: ricos y pobres lo disfrutan por igual, sólo cambian la cantidad de pulgadas del televisor en el que se ve el partido.
            Pero en algún momento dejamos de entender la hermosa simpleza de este deporte e hicimos de su disfrute una cuestión de vida o muerte, trazamos un mapa con divisiones geopolíticas estrictas, que son los equipos, y nos encerramos en nuestro paisito con nuestros colores y le declaramos la guerra al resto. Que locura. Que desperdicio de energía. Que ingratitud a la alegría. Hicimos del fútbol una guerra, con heridos, muertos, presos. Muertos. Sí. Derrapamos feo.
            En vez de ser el motivo de reunión, la chance de compartir y disfrutar con los demás, en vez de hacer valer esa oportunidad de igualarnos como pocas veces sucede, lo transformamos en un negocio inmundo, donde también se roba, se mata y se muere.
          Y, dentro de toda esa porquería, también se discrimina: los cantos xenófobos se han hecho costumbre en muchas hinchadas, como la de River, cuando enfrenta a Boca.
           Ayer, domingo, otro hecho de violencia que desnuda –como si no estuviera ya sin ropas y a la vista de todos desde hace años- la realidad en la que se ha transformado gran parte del fútbol y del folklore de ir a una cancha: en Santa Fe había vuelto un clásico de Rosario Central y Newell`s Old Boys. Pero lo que debería haber sido una fiesta, terminó con enfrentamientos entre los hinchas de Newell’s y la policía en el Parque Independencia, con un agente de la policía, Pablo Orellano, herido de bala en el cuello, por lo que debió ser intervenido de urgencia. Aun continúa internado. Podemos analizar la previa de esta negra jornada, donde se hacían claras manifestaciones violentas y se decía que esto que finalmente ocurrió, podía pasar. Pero eso ya se hizo mucho.
            Lo que si podemos destacar es que dos fotógrafos de medios de prensa fueron golpeados y asaltados durante el escándalo. Eso no es fútbol, eso no es pasión, eso es delincuencia, nada más. Dos heridos, diez detenidos, el saldo del caos.
            Pero esto no es algo excepcional, es el botón de muestra. El partido, que se iba a disputar sin hinchada visitante, la de Newell’s, la que estaba afuera de la cancha, para, justamente, evitar estos desmanes, se suspendió. Había más de 20 mil personas en el estadio en el momento en el que se oficializó la suspensión del partido, eso motivó a que los organizadores, organismos de seguridad y dirigentes de Rosario Central decidieron que el plantel de jugadores ‘canallas’ saliera al campo de juego para hacer unas prácticas e intentar calmar a los hinchas que se habían llegado hasta ahí para ver el clásico que no se jugaba desde hacía años. Pero el campo de juego se convirtió en el espejo de lo que ocurría afuera: personas, a las que me cuesta llamar hinchas o simpatizantes, invadieron el césped y robaron a los jugadores, los despojaron por la fuerza de la ropa, botines, etc. Los profesionales debieron ser escoltados por la Policía de vuelta al vestuario.
            700 policías para cuidarnos de nosotros mismos cuando deberíamos estar disfrutando de un deporte que amamos. Policías que deberían estar haciendo otra cosa más importante, porque hay cosas infinitamente más importantes que un partido de fútbol. Ninguna vida vale menos que un clásico, aunque parezca imposible, todavía parece que no entendimos eso. Porque tenemos que salvar al fútbol de todo esto, porque erradicar la violencia extrema del fútbol, de ese pedazo de cultura tan nuestro, es salvarnos, también, a nosotros.

María José Sánchez

miércoles, enero 16, 2013

De prioridades, fama, y nuevos desaparecidos



            Un verano raro, éste. Aunque las temporadas estivales nunca están al margen de la frivolidad y del posible egoísmo que muchos pueden sentir al no querer involucrarse con lo que, calor o no, playa o no, pasa y sigue pasando a nuestro alrededor, sin importar que algunos pongan cara seria porque no los dejan disfrutar en paz de sus merecidas vacaciones. Y digo que es un verano extraño, porque hay noticias que despiertan más (infinitas más) lecturas y respuestas que otras. Los dichos de un famoso actor argentino, Ricardo Darín, mantuvieron encendidas las redes sociales y ocuparon importantes titulares en los principales diarios y noticieros del país.
            Mediante una nota publicada en una revista, Darín decía que le gustaría saber de dónde proviene el patrimonio de los Kirchner. Lo que motivó una carta en respuesta de la mismísima Presidenta de la Nación, que, en sus días de reposo en su casa en la Patagonia, quiso responderle. Automáticamente, Darín afirmó que había sido sacado de contexto y que se sintió usado, y afirmó que "los ataques viles contra la Presidenta no van a contar conmigo".  De héroe de la oposición y mártir a militante kirchnerista, en apenas unas semanas se lo  etiquetó de todas las maneras. Raro. Debe ser el calor.
            Pero, después, declaraciones del siempre polémico Diego Maradona, reemplazaron las especulaciones sobre los dichos (o no) de Darín. Y todas y todos nos rasgamos las vestiduras porque dijo que De Narváez no sabe hacer ni una sopa. Gracioso, si. Cierto, claro está. Importante, no. Las altas temperaturas han de ser, otra vez, las que nos obligan a debatir a los gritos la insoportable nada.
            Pero tanta trivialidad no sería horrorosa si no hubiera otros temas, sería sólo superficialidad y fruslería. Pero resulta que sí hay otros temas, de esos urgentes, que no pueden esperar, aunque llevan esperando 500 años: en estos días de arena, sol y noche, supimos de la masacre, que no es nueva, del pueblo Qom, en la provincia del Chaco. El pequeño niño Imer Flores de apenas 12 años, fue ejecutado a golpes, también rasgaron de su piel el tatuaje que simboliza su pertenencia a los Qom. Hace apenas unos pocos días, Juan Daniel Asijak,  sobrino del líder Qom Félix Días, fue hallado sin vida con golpes en su cabeza, a la vera del camino. Tenía 16 años.
            Pero esto no empezó este año: hace un mes también fueron asesinadas Celestina Jara y su nieta, al grito de “Indios de mierda”. También recuerdo otro  asesinato, de otra comunidad indígena, el de un muchacho integrante del Movimiento Campesino de Santiago del Estero (MOCASE-VC), Cristian Ferreyra, quien fue ultimado por ‘sicarios’ enviados por un empresario rural que quería su tierra, toda la tierra. Cristian tenía 23 años y dos hijos pequeños. Ya hace más de un año de este indignante crimen. En esa ocasión había poca información sobre este homicidio, pues los titulares estaban al rojo vivo con un niño asesinado en Buenos Aires por su padrastro. Las prioridades de los medios masivos de comunicación siempre quedan bien claras. Eran crímenes horrorosos ambos, pero sólo uno de ellos obtuvo una difusión nacional: de este pobre pequeño, Tomás, aprendimos los rasgos de su rostro de memoria, de Cristian no conseguí ver ninguna foto siquiera.
            Pero para la inmensa mayoría lo importante es Darín o Maradona con sus dichos: uno logra una carta de la presidenta, el otro es recibido en gira gubernamental por Asia. Entiendo que son famosos, entiendo el juego mediático, entiendo todo. Pero los temas importantes, los urgentes, los necesarios, los que no pueden esperar más, son otros, es otra gente la que merece semejante atención. Informémonos y démosle la misma difusión en las redes sociales a estas aberraciones que le pasan en nuestra tierra, en el norte, a nuestros hermanos, que Ricardo Darín va a seguir haciendo películas y gozando de su fama y fortuna, al igual que el querido Diego, pero a los Qom los están desapareciendo.

María José Sánchez

martes, enero 15, 2013

No te necesitamos, Binner


  
            Soy muchas cosas, buenas y malas, pero por sobre todas ellas, soy lectora. Y una lectora ávida. Leo todo lo que puedo, a veces puedo elegirlo y a veces no, poesía, cuento, novela, no ficción, ensayo, notas periodísticas… de esto último leo todos los días, quiera o no, pues me gusta –y tengo que- estar informada. A veces me agrada lo que leo en los diarios, y otras no. Como a todo el mundo, imagino. Y a veces leo cosas que dan bronca, por ejemplo. Y la bronca tiene, al menos para mi, diversos niveles. En algunos de esos estratos se toca con la indignación, en otros con la vergüenza, o con la desesperanza.
            Últimamente, cada vez que leo alguna declaración de Hermes Binner, operan en mí un amplio espectro de estas variables de los niveles de la bronca, se combinan, se sustentan. Me gustaría poder decírselo a él, explicarle los motivos del enojo que me producen sus declaraciones, pero digamos que no es el hombre más accesible, ni predispuesto al diálogo o la crítica. Es por eso que elijo hacerlo por acá. Ojalá lo lea.
            Aunque si él alcanzara con su vista estas líneas y dispusiera de unos minutos para ellas, no leería nada que no supiera. Es que yo quisiera decirle en su pétrea cara que a mi lo que me da bronca no es lo que dice en sí, sino que  habla desde un lugar que no le pertenece: el Socialismo. Pero esto él ya lo sabe. Obvio.
            Son sus últimos dichos, aquellos sobre el presidente reelecto de la República Bolivariana de Venezuela, que cito aquí por si no los leyeron: “Si no está en condiciones de jurar, tampoco de asumir. Me parece una cosa de sentido común”. El más infrecuente de los sentidos, que le dicen. A estos dichos, que se plegaron a la oposición venezolana, la caprilista, la que se opone al proceso socialista, que parecen sacados de una declaración de algún político de la derecha reaccionaria que tiene ese país caribeño, a estos dichos me refiero. Pero estos han sido el colofón de un derrotero de expresiones marcadamente anti socialistas, como cuando afirmó que había que pagarle a los fondos buitres en el caso de la Fragata Libertad, o esas meramente inconexas, las que hace como si todavía no se hubiera terminado de despertar de la siesta. Esas que aun no termino de interpretar si se las redacta el enemigo o sólo lo hace para confundir.
            Y escribo esto en primera persona porque es así como me afecta. Me molesta que en mi país alguien como él sea sinónimo de socialismo. Porque si vamos a entrar en eso de que es el presidente del Partido Socialista y bla bla, dejo de escribir ya mismo: no voy a aceptar la simpleza de decir que ese sello lo hace portador de esa ideología, ni siquiera estar afiliado a ese partido te hace necesariamente representante de esas ideas, porque el socialismo es más que eso, el socialismo es otra cosa, el socialismo no es Hermes Binner.
            Entonces, que él se atribuya semejante representación, que le queda inmensa a la pequeñéz de su persona, me molesta. Que los medios hablen del socialismo y lo nombren como máximo delegado de ese compendio de pensamientos y acciones, me molesta. Porque es falaz, porque no es así, y no lo dicen estás líneas que escribo solamente, lo dicen los actos y opiniones de ese político santafesino mucho mejor.
            Todo la América Latina que suscribe al socialismo, como Bolivia con Evo, como Uruguay con José Mujica, como Ecuador con Rafael Correa, por ejemplo, apoyan y sostienen a Hugo Chávez, con sus aciertos y errores, que todos tenemos, pero que en un líder mundial naturalmente destacan más tanto las virtudes como los defectos. Así mismo, todo el arco que podemos llamar nacional y popular (pero no en términos de límites en mapas, ni separaciones estatales, sino en su significado de patria, y tampoco la que señala a un solo país, sino la otra, la Grande, la Latinoamericana), está con la Venezuela socialista, en contra de los intereses neoliberales de la oposición, aquella que hace guiños imperialistas. ¿Con quien se aliña el mal llamado Socialista Hermes Binner? Con esta última, con la que porta los intereses de unos pocos, la que está en todos lados, como la mugre: la que quiere países para pocos, la que quiere siervos y no ciudadanos, la que desconoce la solidaridad. Ahí está él.
            Mientras tanto, por suerte, nuestros países siguen hermanados, fortaleciéndose mutuamente, creciendo, batallando contra las enfermedades de nuestra tierra, que son el hambre, la pobreza y la desigualdad, y que pueden resumirse en un padecimiento fundamental, que es la injusticia. Y no nos detenemos a esperar a aquellos que se creen los elegidos, los castos, los puros, los que piensan que sólo desde sus beatíficas manos se construirá la república, los que creen que desde sus distinguidas bocas surgirán las palabras reveladoras que esclarecerán las mentes nubladas. No te necesitamos Binner, el Socialismo Latinoamericano puede prescindir de vos con soltura, como lo hizo siempre.

María José Sánchez

jueves, diciembre 27, 2012

Cacerolazo a la historia


“Vuestra alegría es vuestra tristeza sin máscara”
(Khalil Gibran)

Cosa esquiva, la alegría. Difícil de encontrar, resulta aún más difícil hacerla perdurar. Las causas de la alegría son variadas. Aunque hay motivos comunes a las mayorías, abundan otras instancias, en las que la alegría se manifiesta para determinadas personas, y crece y estalla hasta convertirse en felicidad.
Son innumerables los tipos de alegrías que existen, así como los motivos que pueden generarla, o sesgarla. Para muchos, para muchas, hace once años, hubo un motivo común. Hubo una circunstancia que tardó en llegar algo así como tres décadas y un lustro. Pero cuando llegó, inundó de júbilo a muchos.
Era el año del dolor, era el mes del sufrimiento y la necesidad. El país todavía sangraba, por esos días. Era el 27 de Diciembre de 2001 y Racing Club de Avellaneda se jugaba la posibilidad de salir campeón, después de 35 años.
Lo escuchamos por radio, como miles. Con mamá, quien me hizo de Racing desde antes de la época que logro recordar. Yo nunca lo había visto salir campeón, nunca había vivido un triunfo semejante. Ella si, pero no volvería a vivirlo: la alegría, que parecía prohibida por esos días negros, no duró tanto. Aunque compensó durante un tiempito la desesperanza, no alcanzó para retenerla más de un par de meses en este mundo de locos.
Pero mientras duró… mientras gritábamos el gol de Loeschbor… mientras Víctor Hugo hablaba de un cacerolazo a la historia y repetía un “Racing Campeón, Racing campeón” eterno… mientras festejábamos en el monumento a San Martín… fue hermoso. Fue feliz.
Mientras recorrimos esa veintena de cuadras hasta el centro, los bocinazos fueron la música perfecta para acompañar a los que caminábamos agitando nuestras banderas. Nos saludábamos como viejos amigos con gente que nunca habíamos visto. Ni ella ni yo sabíamos que sería su última alegría, o tal vez si, porque la festejamos como si no hubiera otra. Es que la vida nos enseñó a los golpes lo efímero de los momentos felices, y aprendimos a vivirlos en el minuto que transcurren. Así, sin preámbulos, más por miedo a que terminen de golpe que por otra cosa.
Ese recuerdo, se lo debo a Racing, uno de los mejores de mi vida. Aunque aún no han venido otros campeonatos, que seguro llegarán, hoy, a once años, puedo hacer memoria y festejar esas sonrisas, esas lágrimas, de ella, mías.
Todo fue alegría ese día, sin importar que el mundo se cayera a nuestro alrededor, al menos no ese día. En el este. En el oeste. En el norte. En el sur. El cielo era nuestro. El cielo era Racing Club.

María José Sánchez
Mar del Plata

martes, diciembre 11, 2012

Un claro día de injusticia


            En realidad queremos que no la secuestren, que no la alejen de su mamá, su papá y su hijita de apenas tres años. Queremos que no la priven de su libertad y la cambien por dos mil pesos en droga. La verdad es que queremos que no la violen, no la vejen y no trafiquen con ella. Lo que queremos es que su papá no se haya muerto de pena, extrañándola. Queremos que no la prostituyan, que no la torturen. Eso queremos. Pero como nada de eso podíamos lograr, pedimos justicia y nos dieron una trompada en el estómago. Queríamos justicia, y la ‘justicia’ nos escupió en la cara.
            La noche del martes, en Tucumán, provincia Argentina, el tribunal que integran los jueces Alberto Piedrabuena, Emilio Herrera Molina y Eduardo Romero Lascano, absolvió a los trece acusados por el secuestro y desaparición de la joven Marita Verón, víctima de una red de trata de personas.
            Desde el 3 de abril del 2002, su mamá, Susana Trimarco, la busca, la reclama, la rastrea, la sufre, la lucha. Su hija, de tres años entonces y de trece ahora, la necesita, como cualquier hija.
            Hoy, los jueces volvieron a violar, abusar, secuestrar, vejar y desaparecer a Marita Verón. Esperábamos un fallo ejemplar condenatorio, para cuidar a las víctimas que Susana Trimarco fue rescatando en su lucha, para apoyar esa lucha, para que haya más denuncias sin tanto miedo, para que los que explotan mujeres y las desaparecen sepan que no es gratis, que deben pagar y bien caro lo que hacen. No tuvimos nada de eso. De hecho, nos dieron todo lo contrario: pusieron sobre el tapete las complicidades, la corrupción y el grado de participación de los poderes políticos y judiciales en este aberrante delito.
            Marita Verón nos falta a todos y todas. Porque el caso de Marita es un ejemplo de las miles de jóvenes y niñas que son secuestradas a diario por las redes de trata de personas y sometidas a la explotación sexual. No fallaron contra su madre y su hija, fallaron en contra de toda la sociedad Argentina.
            El coraje, el valor y la voluntad de Susana Trimarco son inmensos, son ejemplo. Son orgullo. La justicia dio vergüenza ante semejante madre. La bronca que sentimos, sumada a la inmensa tristeza tiene nombre y se llama indignación, transformemos este sentimiento en apoyo y fuerza para esta luchadora incansable.

María José Sánchez
majosanchez@gmail.com

Ni un paso atrás



“El amor el los tiempos del cólera, mi hermano”
(Latinoamérica, Calle 13)


            Gente. Gente de todas partes, de diversos colores políticos. Militantes. No militantes. Gente que llegó en micros, de a cientos, gente que llegó a pie, individuos, grupos. Gente de Buenos Aires y de todas partes del país, pero todos jugando de local en Plaza de Mayo. Esa era la postal de ese punto de la ciudad tan caro a la memoria y el cariño argentino: la Plaza de las Madres y Las Abuelas, ahí, frente a la Casa De Gobierno.
            El denominador común: la alegría. Viejos, niños, jóvenes, muchos jóvenes. Todos implícitamente ajustados a la coordenada de la fiesta de la democracia y los derechos humanos, todas y todos dispuestos a pasarla bien, divertirse, cómodo uno junto al otro, aunque sea desconocido, aunque hiciera mucho calor, aunque el espacio cada vez se acotaba más con la llegada de los cientos de miles de manifestantes. Es que se estaba festejando, justamente eso, 29 años de vida democrática, ininterrumpida. Cosa que en otros países puede parecer muy poco tiempo, y tal vez lo sea, cuando la costumbre de elegir representantes no ha sido suspendida abruptamente: prohibida. También se estaba de fiesta por las conquistas en materia de derechos humanos, por los juicios por la Verdad y la Memoria, por los nietos recuperados y por las ganas intactas de seguir buscando a los que faltan. Por la ley de Matrimonio Igualitario, la Ley de identidad de Género, la Asignación Universal que ayuda a miles de chicos.
            Y saber todo lo que falta, saber que lejos está aun la Justicia Social, pero tener también la plena certeza de estar caminando con paso firme, sin vacilaciones, el camino que nos llevará a ella.
            Y en ese camino no daremos ni un paso atrás, porque las conquistas del pueblo las debe defender el pueblo. Ni un paso atrás, porque una sociedad que ha tenido torturados, desaparecidos, secuestrados y apropiados, necesita memoria, sino repetirá el desastre, sino no es nada. Ni un paso atrás, porque odiar es humano, pero amar también, y nada importante y sano puede hacerse sin amor. Ni un paso atrás, porque festejamos la vida, los derechos propios y ajenos, la democracia que es justamente poder decidir por nosotros, porque los pueblos sin alegría han perdido las batallas de antemano. Ni un paso atrás, ni para tomar carrera.

viernes, diciembre 07, 2012

El largo brazo del Grupo Clarín


"Este concierto se lo dedico a la señora Justicia
en honor a las vacaciones que parece
se está tomando… y en reconocimiento
al impostor que ha ocupado su lugar."

(V de Vendetta)

            Hace mucho que sabemos como son las cosas, todos estamos enterados, la mayoría, incluso, ha tomados partidos por uno u otro lado. Nadie puede decir que no entienda, que no sepa, que no se enteró. Sí pueden decir, y lo hacen, que no les importa. Eso no es nuevo tampoco, aunque cada vez son menos los que eligen no elegir, los que tratan de no involucrarse en la realidad que los rodea, los atraviesa, y a veces hasta los aplasta.
            Sabíamos que el Grupo Clarín, con su largo brazo de influencias iba a tratar de abrazar a todo aquel que pudiera mantenerle la cabeza fuera del agua, iba a cobrar muchos favores, iba a apretar todas las clavijas que hiciera falta y afinar todas las cuerdas necesarias de los instrumentos que le permitiera tocar la infame melodía de la injusticia, esa que ellos llaman justicia, la que han llevado en el bolsillo por décadas, la que sacan como un peine cada vez que el viento de la democracia los despeina un poco.
            En las últimas semanas habíamos visto dar manotazos de ahogados a su CEO, Héctor Magnetto, desacostumbrado siquiera a pensar que las cosas pueden no salir como él espera. En su arrebato por la hora que se acerca, denunció periodistas para que vayan presos por escribir en diferencia a sus mandatos, denunció funcionarios, lanzó a sus empleados en una cruzada aun más salvaje de desprestigio al Gobierno que la que ya venían llevando, y en una desesperada escalada de mentiras que los llevó a publicar tapas de revistas que se podían desmentir a las horas de haber sido impresas. Pataleó y gritó contra lo inevitable, como el niño que le grita a las olas del mar, esperando así frenarlas para que no rompan, inexorables, en la orilla.
            Pero este jueves tuvo una alegría, en contra de lo fallado por la Corte Suprema de Justicia Argentina, la  Cámara Civil y Comercial extendió la medida cautelar presentada por el Grupo Clarín para evitar adecuarse a ley de medios, hasta que el juez de primera instancia Horacio Alfonso resuelva la cuestión de fondo, desconociendo así el criterio de “razonabilidad” planteado por la Corte Suprema, que fijó el 7 de diciembre para su finalización. El largo brazo de Clarín, abrazando con fuerza.
            Y en torno al fallo de la Corte se había cifrado la esperanza de la justicia, de que la democracia de todos pudiera más que la infamia de unos pocos. En torno a esta fecha del 7 de diciembre se había conjugado la expectativa de que una ley aprobada por amplísima mayoría hace tres años, finalmente, pudiera ser aplicada. Porque el que piense que sólo se trata de una Ley de Medios Audiovisuales está viendo el árbol, perdiéndose el inmenso bosque. Esto es un paso fundamental, no sólo para que más voces puedan ser oídas, para que la información sea más plural y llegue a todas partes, para que no sólo un grupo concentrado de medios, un grupo hegemónico, decida por la mayoría de nosotros qué debemos saber, cómo y de parte de quién. No es sólo para eso.
            La Ley es para repartir el poder que existe desde hace mucho tiempo en manos de unos pocos que creen que pueden manejar el país a su gusto y adecuar la justicia a sus necesidades. Grupos económicos que controlan la información, y que creen que el cargo de Presidente de la Nación, es “un puesto menor”, porque estaban malacostumbrados a sentar hombres en el Sillón de Rivadavia y hacerlos levantar cuando ya no les sirvieran. Y ahora no se puede hacer eso más, ahora la Ley está para cumplirla, entonces apelan a lo que mejor saben hacer: desparramar odio, mentir y manipular. Y seguir haciendo sus negocios, claro.
            Esta fecha, el 6 de diciembre, quedará para siempre marcada en la memoria como el día en que la justicia falló contra la ley. Y cuando se falla a conciencia a favor de los más poderosos, se falla contra el pueblo.
            Pero se sabía, como decíamos al principio. Sabíamos que iban a hacer todo lo posible para evitar cumplir con esta ley de la democracia. Con la otra, la de la Dictadura, estaban cómodos, cobijados y calentitos amparados bajo el techo que les habían levantado sobre sus cabezas gachas los represores. Y es que eso representan, los que no se han adecuado a la ley en sus plazos y formas, los que creen que pueden todo, siempre, como el Grupo Clarín, encarnan y simbolizan el país al que yo, personalmente, no quiero volver.
            Pero no importa, los tropezones no son caídas, y si lo son, y nos damos fuerte la cara contra el suelo, nos levantaremos con la ayuda del suelo, porque las luchas sólo se pierden si se abandonan, porque las patadas en el traste también empujan para adelante.

María José Sánchez
majosanchez@gmail.com


martes, noviembre 13, 2012

Los hijos de segunda



            Resultan preocupantes ciertas declaraciones de la diputada nacional del PRO y ex vicejefa de Gobierno de la Ciudad, Gabriela Michetti, sobre las posibilidades de adopción de las parejas del mismo sexo. No sólo preocupan por su contenido altamente discriminador, aunque no es la primera vez que la dirigente macrista hace ese tipo de comentarios, sino por el grado de desparpajo con que lo dice y por la concepción racista que trascienden sus palabras.
            En una entrevista realizada por el diario La Nación, cuando el periodista le dice “Voy a tomarte nuestra adaptación del test de Rorschach. ¿Para vos es una mancha esto?” y le muestra la foto del militante Alex Freyre, besándose con su marido, José María Di Bello. Ella se que da callada y mira seria. Ante el silencio, el entrevistador le habla de esa ‘supuesta’ según él, conexión que se cree que existe entre ella y monseñor Bergoglio, pues Michetti siempre se ha encuadrado bajo los designios de la Iglesia, oponiéndose al matrimonio igualitario y al aborto, por ejemplo. Ella desmiente tal relación, y dice que “Todo lo que hablo con Bergoglio son charlas más bien intelectuales sobre religión”.
            El periodista continúa con otra pregunta, justamente la que tendrá la respuesta de la que nos proponemos hablar: “¿Y si viene Alex Freyre, y te dice: "Gabriela, con mi pareja queremos adoptar"?”. Michetti dice: “-Es un tema que me inquieta no lo tengo definido. Si me ponés en la situación de un niño que esté en condiciones de abandono y en situación de una vida que va a ser muy dolorosa y muy triste y nadie lo quiere adoptar, pero hay una pareja de homosexuales que lo quiere adoptar... Y bueno, que lo adopte. Hay que pensar en la discriminación que puede sufrir un chico. Yo pido que las miremos y con data después decidamos”. Así. Sin anestesia. Lo replicamos de manera textual para que no haya interpretaciones, sino la lectura directa.
            Hay varias cosas para decir. Además de lo obvio, claro, como que Michetti no está de acuerdo con que las parejas del mismo sexo puedan adoptar, se evidencia su propio prejuicio, pues habla de una supuesta discriminación que puede sufrir una criatura, lo que no dice es que esa es su sensación, lo que ella sentiría hacia ese niño. Pero rescatemos de las entrelineas de esta terrible agresión que Michetti realiza con sus dichos a todas las parejas del mismo sexo que quieren convertirse en padres y madres adoptando y a toda la comunidad gay en general y leamos un poco más allá. Si al chico nadie lo quiere adoptar… si está en una situación de vida dolorosa y muy triste… ahí si. Recién ahí que los gays adopten. Eso dice. Entonces, a los chicos más miserables, los más desprotegidos, los que no tienen cariño ni quienes los defiendan, a esos solos, ella puede concebir que les espere ese futuro de discriminación por tener dos papás o dos mamás. Los famosos niños de segunda. Los hijos de segunda. La crueldad más perversa en boca de una diputada de la Nación.
            Las discriminaciones que un chico puede sufrir en una escuela son muchas, por las características de su cuerpo, por las posibles dificultades para aprender, por si tiene un solo papá o una sola mamá, si sus padres se divorciaron… Como dice José María Di Bello en INFONews: “Para los chicos es mucho más fácil aceptar la diversidad que para los adultos. Mis hijos en particular no han tenido situaciones problemáticas con compañeros de escuela. Tuvieron situaciones por otro tipo de cosas más que por el tema de tener dos papás. A veces ha pesado más el hecho de ser adoptado que el hecho de haber sido adoptado por dos papás”.
            Lástima que el periodista de La Nación no le preguntó a Gabriela Michetti ¿qué busca un niño abandonado? ¿Busca una familia constituida bajo la norma católica? ¿Busca legisladores que los discriminen y los traten como personas de segunda? No. De seguro que no. Un chico que espera ser adoptado busca amor, quiere lo mismo que un niño que vive en el seno de una familia con padres biológicos: amor. Es tan simple que duele tener que explicarlo. Y eso ofrecen con creces las y los Alex Freyre y los José María Di Bello de este mundo: amor, como cualquier persona que quiere ser padre o madre, sin importar su orientación sexual. Esperemos que algún día los y las Gabriela Michetti de este planeta lo entiendan de una vez.

María José Sánchez
majosanchez@gmail.com

viernes, noviembre 09, 2012

Reflexiones del día después


“No comparto lo que dices,
pero defenderé hasta la muerte
 tu derecho a decirlo”.

 (Voltaire)

            Cuesta interpretar a aquellos dirigente políticos que han dicho que se sienten representados por esta manifestación que se ha dado en llamar 8N, por el día y el mes, como se llama casi todo desde el fatídico ataque a las Torres Gemelas que conocemos como 11S, o el atentado en la Estación de Atocha, en Madrid, de Marzo de 2004, recordado como el 11M.
            No es agradable ni esperanzadora la forma en que este tipo de fechas se promocionan, pero así lo han logrados los fanáticos de las abreviaturas o de las imposiciones de consignas. Pero volviendo a aquello de que políticos, dirigentes, con importantes cargos gubernamentales, digan que sienten que una fecha, una marcha o cacerolazo los representan es, cuanto menos, muy preocupante. Pensándolo un instante, imaginamos que son justamente ellos quienes tienen que ejercer y promover esa representación, sobre todo aquellos que han sido votados para ocupar cargos legislativos o ejecutivos. Si los electos por el pueblo no representan a sus electores, que salen a la calle a manifestar su descontento, cualquiera sean las razones, significa que un sector de la sociedad no tiene quien lo represente, simple. Ni siquiera aquellos a quienes seguramente ellos mismos votaron.
            Entonces estamos ante un problema muy grave. Sabido es que un gobierno nacional debe gobernar para todos, pero difícilmente represente a todos los sectores, puesto que no gana con el 100% de los votos. Entonces, ese espacio debe estar encarnado por aquellos otros que fueron elegidos en las diversas elecciones. Pero si ellos mismos invierten el rol y colocan sobre los hombros o dentro de las cacerolas de los que marchan la potestad y la difícil tarea de representarlos, entonces estamos hablando de algo aún más severo, es el discurso de la anti política en boca de los políticos.
            Pero aun puede empeorar. Estos políticos manifiestan enviar a ‘su gente’ a estas marchas en contra del gobierno nacional. De esta manera queda en claro que son parte necesaria de la organización de este tipo de eventos: de hecho, en diversos puntos del país han aparecido afiches convocando y remeras alusivas. La supuesta espontaneidad de este tipo de cacerolazos ya se ha dado por tierra cuando es titular de tapa de diarios y cuando, incluso, meses antes del ocho de noviembre sabíamos que iba a pasar, donde y quienes lo promovían.
            Las consignas han sido también un tanto confusas, al menos para mí. Muchos de los manifestantes han proclamado ésta como la ‘marcha de la paz’ y la democracia, pero los cánticos que se escuchan o las pancartas que se leen están muy lejos de ser pacíficas: “Andate con Néstor la p…”, en claro deseo de que muera la presidenta. E infinidad de insultos y agresiones irreproducibles en tanto y en cuanto quiera que esto no se transforme en un catálogo de improperios, por más diversos y llamativos que esos resulten.
            Hay una clasificación de que todo el que no piensa como uno es o una persona carente de cerebro y pensamientos propios pagada por el gobierno o un fascista y golpista hijo de Satán. Evidentemente, ni la manifestación cacerolera es pacífica, ni son una legión de anticristos que vienen por la buena gente. En todos los casos la generalización no sólo es absurda, sino que es dañina y nociva para todos, pues decir que más de medio país cobra por pensar así, y son vagos e inútiles y sólo quieren un choripán, es desopilante y discriminador, tanto como decir que cualquiera que no guste o acuerde con las políticas del gobierno quiere que vuelvan los militares.
            El problema es que hay mucha gente que no votó a la fórmula presidencial ganadora que pide que este gobierno ‘se vaya’, como si el orden democrático no fuera una prioridad ciudadana, una necesidad y un hecho por el que todos debemos velar. Allí volvemos al inicio: la falta de representatividad del sector opositor se pone de manifiesto aquí, en vez de buscar proyectos donde se sientan cómodos, o construir espacios donde sus puntos de vista se vean reflejados, atinan a la versión más fácil de las cosas: que se vaya el que no me gusta, aunque no tengo idea de quién tiene que venir. Demás está decir que todavía hay gente que cree que los militares son la solución a algo, de hecho he discutido con personas que piensan así, no me lo contaron. Pero afortunadamente, no son la mayoría.
            Así mismo, si es una marcha de ciudadanos comunes, en desacuerdo con la gestión oficial, no necesita la promoción desvergonzada de periodistas y medios hegemónicos. De hecho, la desvirtúa, intentando poner de su lado a aquellas personas que se manifiestan y poner en sus bocas sus propios reclamos empresariales, utilizar el eco de sus cacerolas para sus propios fines siempre económicos. Porque más allá de las redes sociales, la marcha tuvo mucha mayor difusión con las tapas de ciertos diarios, columnas de opinión periodística, programas radiales o de televisión e, incluso en las mismas redes sociales fue  promocionando, es decir, pagado, un Trending Topic (palabras o frases más repetidas en poco tiempo en Twitter) al que llamaron 8N EN VIVO.
            Hay muchas cosas difíciles de entender, a menos que supongamos que provienen de consignas poco claras de multimedios y algunos sectores políticos, como el caso de estar en contra de una eventual re re elección de Cristina Fernández de Kirchner, y escribo eventual porque no hay proyecto oficial al respecto, lo que si existe es una campaña de junta de firmas del binnerismo en contra de que esto que aun ni se ha propuesto ocurra. Y una clara campaña mediática, claro. Más extraño aun resulta que aquellos que exigen que “esta mujer se vaya” dicen pedir respeto a la constitución. O los que exigen libertad de expresión a viva voz por las calles, sin problemas.
             Inflación, falta de seguridad, fueron otros de los reclamos, si se quiere, los más destacables. También debemos señalar que el hecho de que haya camionetas 4x4 cargadas de latas para repartir (y golpear), no ayuda a que la protesta parezca llevada adelante por ciudadanos comunes y espontáneos. Es evidente el alto grado organizativo y de promoción de determinados sectores que no son los comunes vecinos protestando.  Una protesta que puede compartirse o no, pero que es una clara muestra de que el país vive en plena democracia, donde se puede decir lo que uno piensa y pedir lo que uno quiere. Nunca puede estar mal escuchar al otro, aunque no tenga las mismas ideas, es sano y necesario. Ahora queda esperar si algún político de la oposición puede acaparar este descontento en su favor, difícil parece, ya que el enojo los incluye también a ellos, los que perdieron contra Cristina en octubre pasado, los que no han podido articular un proyecto alternativo de gobierno y ofrecérselo a los votantes, los que no pueden representarse ni a ellos mismos, y buscan dentro de cacerolas lo que deberían construir desde la política.



María José Sánchez
majosanchez@gmail.com

lunes, octubre 29, 2012

“No pudieron con nosotros”

         
            Jorge Cirelli empieza a contar esta historia, que también es suya, no sólo porque haya sido testigo de lo ocurrido, sino porque la ha apropiado para sí, la ha internalizado como parte indeleble de su vida. Él es también esta historia. Nos sentamos a la mesa, llamo por teléfono pidiendo café para mí y un cortado para él. Agrego unas medias lunas al pedido, aunque sé que difícilmente las probemos. Le aclaro que la idea es más una charla que otra cosa, y me doy cuenta de que apenas va a necesitar preguntas, porque él sólo empieza a hilvanar una narración que tiene la solvencia y soltura que adquieren los relatos en la voz de quienes ya los han contado muchas veces.
            -Carlitos era un militante social-, comienza a contarme Jorge. -No incorporado a las filas de montoneros, nada por el estilo. Carlitos era un buenazo, comprometido con la realidad del momento, mas bien un militante social. Estimo que, como todo joven de aquella época, estaría enrolado en las filas de algún peronismo, de juventud peronista, pero más que eso no. Además tenía 21 años. Un chico.
            Empezamos por el principio, por como conoció a Carlos Waitz, Carlitos, para él, que fue un detenido desaparecido hasta hace poco tiempo, cuando el Equipo Argentino de Antropología Forense identificó sus restos en una fosa común en Avellaneda y su familia pudo sepultarlo en Mar del Plata. “Lo conocí ahí, yo era más grande que él, tenía 29 años. Durante la obra nació mi hijo, justo cuando estábamos terminando las presentaciones nació mi hijo, en marzo del ’77”. Dice Jorge y por un instante su rostro cambia y se dibuja cierta alegría”.
            -Él participó de ese proyecto que encaraba un grupo que se llamó Nuevos Actores Marplatenses, que lo dirigía Rubén Benítez. Yo ingresé ya empezados los ensayos de Israfel, esta obra de Abelardo Castillo que coincidía con una reedición de la obra. Y allí integraba parte del electo Carlos Waitz. La obra se estrenó en diciembre, después empezó a caminar bien en el mes de enero del ’77.
            Como dato anecdótico, Jorge me cuenta que compartían la sala con China Zorrilla, que tenía su espectáculo cuando ellos terminaban. Cuando le consulto que le pareció China, como se llevaban con ella, me afirma que la considera “Una excelente compañera”. Jorge retoma sin esfuerzo y sin guía el hilo de la narración:
            -Así llegamos al 26 de enero de 1977, en ese momento yo estaba en escena. La obra Israfel trata de Edgar Allan Poe. En escena yo contaba un cuento de Poe, interactuaba un poco con ellos…. -Aquí Jorge deja de hablar en pasado y empieza a hablar en presente, como si estuviera otra vez allí. -Y cuando estoy contando el cuento, veo por uno de los costados, a la derecha de los actores, que ingresa el dueño del teatro con… yo no sabía quienes eran, pero si pude identificar, porque era común por aquellos años, que era un grupo de tareas.
            Me cuenta que los reconoce por como se manejaban, “es decir, ingresan con esa impunidad absoluta, ¿no es cierto?”, “Como los dueños de todo”, acoto, porque casi puedo verlos yo también, a través de sus palabras.
            -¡Exacto!-, exclama. -Con actitud de ‘dueños de todo’, de dueños absolutos de la situación. Y ahí, en ese momento… bueno, en el teatro está esa consigna: “uno no se desconcentra”, uno sigue con la obra, pese a que a mi me tocaba de cerca porque había sido secuestrado meses antes. Soy un aparecido con suerte”.- Dice Jorge y sonríe. -Ahí ingresaron a los camarines y preguntaron por El Tabernero, porque Carlitos hacía el papel del Tabernero y… se lo llevaron. Ahí no más se lo llevaron.
            Cuando lo consulto si es que Waitz llegó a actuar esa noche, él me cuenta que sí, que llegó a salir a escena en lo que era el primer acto, que se denominaba ‘primera taberna’, y cuando estaba para actuar en la ‘segunda Taberna’, se lo llevaron de los camarines. La obra se terminó de presentar, otro compañero suplió su lugar. Siguiendo al pie de la letra la costumbre del teatro: la obra debe continuar.
            -Yo creo que el público no se dio cuenta. –dije Jorge, repitiendo una suposición que lleva más de tres décadas.- Se dio cuenta mi esposa, que a partir de mi secuestro iba a todas las funciones, estaba alerta. Después, como pasaba en esas épocas, cuando terminamos la obra, tanto nosotros como China, decíamos qué pasó, qué es esto, como está, dónde está. Recuerdo que una de las actrices, con otra gente, fue a hacer la denuncia a la comisaría 1era con toda la inocencia…. De ahí en más, nunca tuvimos noticias. Lo que sí supimos es que buscaron a una persona que no encontraron en la casa… Mirá vos como son las cosas –suspira-, y al no encontrarla en la casa, tomaron una agenda de esta chica, -la que no encontraron en el domicilio- y de ahí sacaron el nombre y dirección de Carlitos Waitz. Así llegaron a él….
            Yo no se qué tipo de preguntas puede afectarlo más, el tema es delicado, y mis ganas de saber son muchas, entonces pregunto igual, más bien opino a ver que sale de Jorge y le digo que en esa época, finales del ’76 y principios del ’77, no estaba tan claro lo que estaba pasando con la gente que desaparecía, y tiro un “¿no?” que es en realidad retórico y el principio de la próxima pregunta que quiero hacer. Jorge concuerda conmigo, entonces avanzo y le consulto si estuvo leyendo, -si tuvo ganas… porque hay que tener mucho estómago- algo de las últimas declaraciones de Videla, que hizo para un libro que ya salió, que explica como tomaron la decisión de desaparecerlos y el por qué de la figura del desaparecido…
            -Si, si, algo leí.- Afirma, y aunque noto que le cuesta un poco hablar de eso continúa. -Yo recuerdo perfectamente que Videla en algún momento, ante una requisitoria, contestaba que un poco se había ido de las manos, de control, toda la acción que se estaba dando ‘antiterrorista’, que, en realidad, no era antiterrorista, porque los que fueron víctimas eran los militantes que hacían trabajos sociales, más que otra cosa.
            -La figura del ‘terrorista’, pensado un poco para demonizar al otro, para tratarlo como algo que no es humano…- digo.
            -Exacto… tal cual. Yo creo que hasta el concepto que había del terrorista era que no era sujeto de derecho…
            -Entonces podías hacer con él lo que querías, no era una persona, era otra cosa…
            -Claro… Eso fue lo que posibilitó hacer cualquier cosa. Y una actitud de la población que, ante el miedo, surgió aquel ‘por algo será’, fue una actitud de miedo, en realidad. ¿Por qué a mi no me buscaron? Entonces esta gente en que andaría….
            -Algo habrán hecho…
            -Una reacción que, por el miedo, hizo que se dedicaran a no averiguar más. Con ese pensamiento les bastaba para sobrevivir – afirma.
            Son impresiones que se comparten entre alguien que las vivió y alguien que las imagina, pero se comparten al fin de cuentas. En esas épocas el desconcierto después de un secuestro era mucho, no se sabía muy bien hacia dónde ir o con quién hablar. Los días subsiguientes, la desesperación… Jorge me dice que con el tiempo decían “Que inocencia hacer la denuncia”, si hubiera sido un tiempo después no hubieran ido a la comisaría porque ya sabían lo que pasaba. También recuerda que los padres de Carlitos iban y reclamaban a la policía, al ejército… pero siempre con el resultado que todos conocemos: no le daban en concreto absolutamente nada. Incluso proporcionaron sus datos genéticos, lo que propició que se pudieran identificar en una fosa común en Avellaneda, donde había otros quince cadáveres. “Eso va en paralelo con la recuperación de los nietos”, dice y agrega: “Y vos fijate que cosa, cuando aparecen los restos de Carlitos, a los pocos días con un grupo de teatro, hacemos la obra Cajitas Chinas, que trata el tema. La dimos en un centro cultural de Avellaneda, después hubo un debate, había Abuelas en la función, y cuando pudimos interactuar, dijimos que coincidencia que justo en esta ciudad hace unos días encontraron los restos de nuestro compañero.”
            La noticia del hallazgo de los restos de Waitz ofició de nexo para el reencuentro del elenco, Jorge relata como se pusieron en comunicación con todo el elenco de aquella obra. A él lo llamó Víctor Bidart, y se juntaron seis actores: Víctor, Juan Vitali, que viajó a Mar del Plata, Graciela Spinelli, Eduardo Campos, Roberto Tripolio y él. Se reunieron para recordarlo y hacer un brindis en honor de Carlitos… como una manera de cerrar el círculo, decir “acá lo tenemos”.
            -Lo que hicimos fue verdaderamente cerrar el duelo. Cuando le dieron sepultura a Carlitos yo no fui… porque hacían una misa y yo no… - Risas-, pero después nos reunimos con los compañeros.
            Ellos pudieron cerrar el duelo, pero hay miles de familias y amigos que ni siquiera han tenido esa oportunidad. El trabajo forense va de la mano de los ADN. Así, muchos podrán terminar el duelo, con el dolor que no se va a ir, al menos saber donde están los restos de sus seres queridos y poder darles la sepultura que crean conveniente.El ser humano lo que busca son certezas. Siempre la angustia del ser humano tiene que ver con lo desconocido, con lo que no puede certificar. Y tener certezas es muy humano, con lo cual, esto tranquiliza espíritus, por lo menos…” Me dice, y es por eso que me parece que la misma figura del desaparecido es tan desesperante, no está, como el mismo genocida dice “no está más, no existen”.
            -Esa falta de certeza es lo terrible: desapareció, es una incertidumbre, eso es lo angustioso. – Afirma Jorge.
            -Toda una estrategia creada desde el mismo horror para justificarse ellos mismos.
            -Y caer en la cuenta, porque uno analiza la historia, y en estos casos caes en la cuenta de que fue un plan absolutamente armado, que comenzó con el patrocinio de la CIA con el golpe de Pinochet, ahí crean el Plan Cóndor, que se articula entre Chile, Argentina y Uruguay. Los que estábamos más politizados veíamos como venía la articulación, no teníamos idea del nombre que le ponían a sus planes.
            La obra siguió toda la temporada, de hecho ganaron el Premio Estrella de Mar como Mejor Obra de teatro por elenco Marplantense. “Después seguimos haciendo teatro con lo que quedó del grupo. Ya ahí dirigido por Roberto Tripolio, compañero del elenco. Allí empecé a hacer otras obras y sigo en la actualidad. Si, sigo haciendo teatro”. Dice Jorge, sin disimular su orgullo.
            Le hago saber que al no haber vivido esa época, (yo nací el 3 de Abril del ’82), trato de aprender de eso, de la gente que sobrevivió a aquella época y la que aun hoy sigue demostrando que no pudieron con ellos. Me parece un claro ejemplo seguir haciendo teatro, promover la cultura. Seguir construyendo cada uno desde su lugar lo que querían evitar que se construya: una sociedad más justa, más igualitaria…
            -En realidad no pudieron con nosotros, porque después, el perder la guerra de Malvinas fue el colofón para que la población tomara ya valor para decir váyanse, ya basta. Lamentablemente ya no estaba esa juventud batalladora, porque de haber estado otra historia sería hoy…
            Claro, ese era el plan, por algo se llevaban a los hijitos de los secuestrados y mujeres embarazadas, tenían esa concepción. Para eliminar esa simiente, cambiarlos de padres para evitar que pensaran como sus progenitores. La verdad Jorge, le digo, a mi me gusta contar historias, más allá de las noticias fabricadas que los medios hegemónicos nos imponen como la noticia del día, la que hay que contar, me gusta la posibilidad de desentrañar estas otras historias, que tienen la misma o más relevancia que muchas de las cosas que se conocen, pero que no han tenido la difusión que merecen… “Correcto. –concuerda.- Una parte de la lucha de esto es hacer conocer el secuestro de Carlitos Waitz… que, en realidad, no fue el único actor en desaparecer, ya había desaparecido con antelación Gregorio Nachman y Carlos Conti. Nachman fue víctima del terrorismo de Estado por la importante tarea que hacía con su Teatro de la Comedia Marplatense…”
            Ahí se destacan las visiones del arte para unos y para otros, para unos como herramienta de transformación, y para otros, como algo nocivo. Lo diferente del secuestro de Carlitos fue que se lo llevaron en plena función, “y lo hace digno de ser contado, porque demuestra hasta donde se atrevieron”.
            Sabemos que en términos históricos, 30, 35 años, es un tiempo cortísimo, y que se pueda hacer una reflexión y analizar lo sucedido… Saber que ellos, los genocidas, que creyeron que pasarían a la historia como los grandes héroes de la patria, sepan que ya pasaron a la historia como los grandes monstruos de la patria… y que podamos verlo, mientras sucede, es necesario.
            -Ya es histórico. –Subraya. -Y no ha ocurrido en casi ningún otra parte de la tierra, que un país haya enjuiciado a los torturadores… Cosa que no pasó en Uruguay, no pasó en Chile… recién ahora está empezando la gente a reclamar lo de Franco en España… y así le fue al Juez. Y ahora, con estos juicios por la verdad, se empiezan a enjuiciar hasta los de la CNU. Es una lucha que va a ser muy dura…. y muy larga. Es una lucha que avanza por los particulares y por las organizaciones de derechos humanos.
            -Es interesante ver como, más allá de la recuperación de los restos y de la sepultura que le dieron sus padres… ver como Waitz estuvo siempre presente en todos ustedes durante todos estos años, a pesar de haber sido un chico muy joven, apenas 21 años, dejó su marca muy fuerte no sólo en su familia, sino también en sus compañeros y colegas…
            -Es eso… si…- Por lo ojos de Jorge pasan muchos recuerdos que no voy a lograr atrapar en estas líneas. Se toma unos segundos para decir: -Un poco lo que el ser humano debería tener en su mente, trascender de alguna manera, y él trascendió porque tenía personalidad como para hacerlo. Desde su bonhomía… dejó huella, indudablemente. Por suerte trascendió.
            Y esa, me parece, es la batalla ganada.