Espacio de Opinión. (Dejanos tu comentario al final de cada nota) Contacto: majosanchez@gmail.com
lunes, diciembre 14, 2009
Si ladran, vamos bien
lunes, noviembre 16, 2009
Otro transporte es posible, porque otra forma de gobernar es imprescindible
miércoles, octubre 21, 2009
Ausente sin aviso
domingo, octubre 18, 2009
364 días
viernes, septiembre 25, 2009
Cartón lleno

Ahora, viéndolo en perspectiva, ¿quién no cambiaría la tranquilidad de saber que si un hijo se accidenta, la sala de su barrio va a estar preparada para atenderlo en tiempo y forma por un notebook? Nadie. ¿Quién, en este mundo, preferiría que el colectivo entre en su barrio por nuevas calles y llegar a tiempo al trabajo o a la escuela cuando hay ordenes de compra por $200? Pregunto: ¿qué insensato optaría por que las ratas no estudien con sus hijos en algunas escuelas municipales, cuando existe la gran oportunidad de que alguien, sólo uno de nosotros, se haga acreedor de una taxi con licencia, vaya a saberse de dónde?
Me indigna pensar que haya algún reaccionario que prefiera darle de comer a sus hijos mediante la obtención de un trabajo digno cuando hay algunas becas educativas esperando a un puñado de afortunados que no saben que, en realidad, esas becas no deberían ser premios, sino políticas de estado. En fin, yo, que pago mes a mes, debo tener esperándome algunos cartoncitos de bingo listos, junto a un puñado de porotos. Sólo una idea me queda dando vueltas: para algunos, gobernar Mar del Plata de manera equilibrada, es más difícil que sacarse el Loto.
majosanchez@gmail.com
viernes, septiembre 18, 2009
El Clarín, estridente, sonó
los medios de comunicación los
llevarán a odiar a los oprimidos
y amar a los opresores”
(Malcolm X)
Y a la voz de la Gran Jefa, la derecha corrió. Huyó de un recinto donde la Democracia, Jefa y Señora, se paseaba pletórica, pues el enemigo, aquel que históricamente amparó y creció bajo el poder de los golpistas y asesinos, se batía en retirada. Por un lado, era esperable que el bolsillo de muchos dirigiera sus votos, pero resultó lamentable observar como, sin descaro alguno, se defendían posturas empresariales a capa y espada, que sólo reivindicaban una Ley de la última Dictadura, como si el simple hecho de que fuera un Decreto de Videla, que amparaba monopolios económicos y limitaba las voces del pueblo, no fuese razón más que suficiente para cambiarlo.
Pero hay buenas noticias, muy a pesar de ellos. Hay buenas noticias porque se votó por ideologías, por convicciones. Los que se fugaron amparados bajo el techo de De Narváez, tienen las ideas muy claras: quieren el poder económico para unos pocos que, casualidad, son ellos. Y los que se quedaron a dar el debate, a expresar sus posturas, son los hombres y mujeres que hacen que tengan sentidos estas líneas. No se trata de oficialistas u opositores, me niego a pensar de manera tan simple. Nunca, en ninguna votación de leyes de envergadura como la de Medios de Radiodifusión, la de Flexibilización Laboral, El Decreto 125 sobre las retenciones, etc., hay lugar para votos no positivos. Siempre es igual, se vota en contra o a favor de los pobres. Pueden disfrazarlo como quieran, pero al final de cuentas, es sólo eso lo que importa. Algunos han venido errando el camino, y resulta agradable verlos cada tanto darse una vuelta por la izquierda.
Lo que se logró con esta media sanción, lo que se logrará cuando los senadores la aprueben en unas semanas, es un paso hacia adelante en la senda de la libertad, alejándonos otro paso de la noche más negra de nuestra historia. A aquellos que se arrastraban en la oscuridad hace 30 años, ganando fortunas por mirar para otro lado, por ser funcionales al genocidio, que vivieron cómodos y cobijados todos estos años, deberán empezar a acostumbrarse que a las ideas ahora no se las calla con las botas, sino que se defienden con los votos.
Mar del Plata
majosanchez@gmail.com
martes, julio 28, 2009
Viva la diferencia
“Este concierto se lo dedico a la
señora Justicia, en honor a las
vacaciones que parece se está tomando”
(V for Vendetta, Larry y Andy Wachowski)
Las obligaciones ideológicas son ineludibles. Podemos dejar de hacer muchas cosas, olvidarnos de otras tantas, pero cuando de Ideas se habla, -creyendo profundamente en ellas, claro-, no pueden esperar. Esas obligaciones las juzga la conciencia... y a mi me gusta dormir tranquila. La responsabilidad que tenemos con aquello en lo que basamos nuestras reflexiones, aquello que pensamos y decimos, no puede ser evadida.
Hoy, al leer las declaraciones de Mario Llambías, titular de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), donde manifiesta su respeto al ex ministro de Economía de la última dictadura, José Alfredo Martínez de Hoz, siento la necesidad de diferenciarme, de decir que no soy ni mejor ni peor que él, pero si afirmar que soy otra cosa, que no soy lo mismo.
Es imposible no ver como ciertos dirigentes rurales cada vez se esfuerzan menos por ocultar sus simpatías y afinidades con momentos siniestros de nuestra historia y con quienes perpetraron un genocidio hace 30 años. No es la primer declaración de este estilo que genera la misma vergüenza y la misma bronca: hemos oído en boca del presidente de la Sociedad Rural Argentina, Hugo Biolcati, frases golpistas que, junto a lo dicho ayer, me niego a dejar pasar de largo, porque podemos oponernos a esos dichos hablando con amigos, compartiendo algún café, pero quienes militamos por la igualdad de oportunidades, por la justicia social y por sostener el sistema democrático, debemos hacer oír nuestro repudio. Porque cuando se expresa respeto hacia alguien como Martínez de Hoz, utilizando los medios de comunicación que se le brindan con generosidad, no sólo se lo hace por ser uno de los fundadores de la Sociedad Rural Argentina, hay mucho más detrás de eso. Algunos, los que cuentan de a millones y lloran los centavos, parece, pueden decir lo que sea, donde sea y cuando apetezcan; otros, da la impresión, los que viven en la desigualdad o la injusticia, sólo tienen derecho a mantener la boca cerrada y la panza vacía.
Sino, todas y todos aquellos miembros de la clase política que digan encuadrarse en los espacios democráticos y progresistas y no condenemos este tipo de expresiones que perjudican no sólo la vida democrática de la República, sino que son ejemplos claros del desprecio con que aún se manejan estos sectores económicos de gran poder, nos convertimos en cómodos encubridores, hacemos del silencio, otra vez, esa herramienta macabra que alguna vez fue, para pasar desapercibidos, para no tener posiciones firmes en momento inciertos, somos aquello que siempre criticamos, somos cómplices.
María José Sánchez
Mar del Plata
majosanchez@gmail.com