Hagan juego señores. Para todos aquellos que estaban convencidos que el mejor premio que el municipio le podía dar a los contribuyentes de la ciudad eran asfaltar las calles, iluminar los barrios, proveer con los insumos necesarios las salas de atención primaria y mantenerlas abiertas, poner en valor los establecimientos educativos, podar los árboles, limpiar los baldíos, etc... bueno, estaban equivocados, nada de eso resulta a la hora de incentivar a los que mes a mes, pagan sus impuestos. Por ello, desde la Secretaria de Economía y Hacienda, han propuesto un plan que da por tierra la supuesta demanda de obra pública y nos demuestra donde están los verdaderos intereses de los vecinos: se sortearán un taxi 0 KM con licencia, 20 notebooks, 30 becas educativas y bonos de compra de $200 en hipermercados de cuestionada habilitación.
Ahora, viéndolo en perspectiva, ¿quién no cambiaría la tranquilidad de saber que si un hijo se accidenta, la sala de su barrio va a estar preparada para atenderlo en tiempo y forma por un notebook? Nadie. ¿Quién, en este mundo, preferiría que el colectivo entre en su barrio por nuevas calles y llegar a tiempo al trabajo o a la escuela cuando hay ordenes de compra por $200? Pregunto: ¿qué insensato optaría por que las ratas no estudien con sus hijos en algunas escuelas municipales, cuando existe la gran oportunidad de que alguien, sólo uno de nosotros, se haga acreedor de una taxi con licencia, vaya a saberse de dónde?
Me indigna pensar que haya algún reaccionario que prefiera darle de comer a sus hijos mediante la obtención de un trabajo digno cuando hay algunas becas educativas esperando a un puñado de afortunados que no saben que, en realidad, esas becas no deberían ser premios, sino políticas de estado. En fin, yo, que pago mes a mes, debo tener esperándome algunos cartoncitos de bingo listos, junto a un puñado de porotos. Sólo una idea me queda dando vueltas: para algunos, gobernar Mar del Plata de manera equilibrada, es más difícil que sacarse el Loto.
Ahora, viéndolo en perspectiva, ¿quién no cambiaría la tranquilidad de saber que si un hijo se accidenta, la sala de su barrio va a estar preparada para atenderlo en tiempo y forma por un notebook? Nadie. ¿Quién, en este mundo, preferiría que el colectivo entre en su barrio por nuevas calles y llegar a tiempo al trabajo o a la escuela cuando hay ordenes de compra por $200? Pregunto: ¿qué insensato optaría por que las ratas no estudien con sus hijos en algunas escuelas municipales, cuando existe la gran oportunidad de que alguien, sólo uno de nosotros, se haga acreedor de una taxi con licencia, vaya a saberse de dónde?
Me indigna pensar que haya algún reaccionario que prefiera darle de comer a sus hijos mediante la obtención de un trabajo digno cuando hay algunas becas educativas esperando a un puñado de afortunados que no saben que, en realidad, esas becas no deberían ser premios, sino políticas de estado. En fin, yo, que pago mes a mes, debo tener esperándome algunos cartoncitos de bingo listos, junto a un puñado de porotos. Sólo una idea me queda dando vueltas: para algunos, gobernar Mar del Plata de manera equilibrada, es más difícil que sacarse el Loto.
María José Sánchez
majosanchez@gmail.com
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