“Ejemplo es liderazgo”.
(Albert Schweitzer)
Ando dando vueltas, queriendo escribir algo desde hace casi un año, cuando estaba volviendo de Brasil para esta fecha, ni siquiera pude estar para el Censo. Las instancias que a veces ayudan a que ponga en acción mi pluma, casi de arrebato, no operaron de la misma manera esta vez, y pasó un año. Pero bueno, a riesgo de aparecer atemporal o absurda, transmito algunos pensamientos que no pretenden nada, nada más que ser escritos.
Lo primero que impactó –más allá de la sorpresa de la noticia- fue el festejo de algunos que se mostraban alegres con esa desaparición física. Eso me indignó, todavía puedo sentir esa bronca, cuando los pienso. Creo que a los adversarios, tanto en la política como en cualquier otro aspecto o disciplina de la vida, hay que ganarles en el campo de juego, no esperar que la Muerte se los lleve y los saque, así, de la cancha.
Algo de eso recuerdo haber escrito, movida por la necesidad de diferenciarme de esos, los felices en esas horas. Los menos. Los que se alegran con las desgracias de otros, los siempre menos. Los que se regocijan con las penas ajenas me merecen desprecio, los que no las comparten pero tampoco las disfrutan, me merecen respeto.
El que ya no estaba parecía más presente que nunca, entre la gente, entre las lágrimas, en la plaza, en todas las plazas. Yo lo vi por televisión, en casa. Tengo mis diferencias: no lo creo santo ni mártir, no lo creo mito ni leyenda. Lo creo político, lo creo osado, lo creo valiente. Con esas cosas me alcanza. También lo creí equivocado algunas veces, y otras acertado.
Pero bueno, ahora, me resulta agradable saber que por acá pasó un tipo diferente, con defectos y virtudes -como todos nosotros- y que a diferencia de muchos que han pasado, intrascendentes, él sí se animó a plantar ideas, como árboles. Que florezcan. Miles.
María José Sánchez
Mar del Plata
majosanchez@gmail.com
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