lunes, noviembre 08, 2010

Los de antes, los de ahora, los de siempre



"Ser joven y no ser
revolucionario
es una contradicción
hasta biológica"

(Salvador Allende)


Los jóvenes que hemos asistido a la escuela durante la década de los ’90 y participamos de alguna manera en política, trabajando por una sociedad más justa e igualitaria, podría decirse que conformamos un hermoso grupo de bichos raros. Hemos sido criados educativamente en pleno neoliberalismo, cuando no se hacía una Ley de Medios o un Ingreso Universal, sino se privatizaba Aerolíneas o YPF. Cuando no se enjuiciaban a los genocidas responsables de la dictadura, por el contrario, se los indultaba. Cuando lo importante no era buscar a los nietos que nos faltan, sino ver al Presidente jugar al Básquet por cadena nacional, así, con su ritmo cadencioso.
Sería un grosero error de miopía política decir que en la década menemista no se hizo nada por motivar la participación de los adolescentes y los jóvenes en la sociedad y más aún, en la política. Pues todo lo contrario. Durante ese período se hicieron grandes esfuerzos por alejarnos de la realidad en la que vivíamos, intentando hacernos creer que Mar del Plata era Miami, que no había nada mejor que lo que venía del Norte, o que éramos superiores y muy distintos que el resto de Latinoamérica. La frivolidad, la peligrosa desinformación, a la orden del día.
Algunos, que se han criado así, aprendieron bien y asimilaron esas recetas separatistas, esas prédicas de lo banal como forma de vida. Otros, no. Otros ya venían resistiendo desde antes y nos contaban a los que no llegábamos a los 20 antes del 2000 que así no era, que había que leer, que había que prestar atención, nos decían con su aguante, que la ignorancia política es la peor, sobre todo si es consciente y voluntaria. Muchos entendimos que la única manera de cambiar aquello que se considera malo en el tiempo que te toca en suerte, es involucrarte, es usar ese fervor propio de la juventud para ver todo, oír todo y sacar las conclusiones propias y así poder decir todo lo que se piensa con la convicción que sólo puede dar saber realmente algo y creer realmente en algo.
Tal vez, diez o doce años después, la participación es más natural, menos extraña, aunque muchos descubren a los jóvenes con asombro ahora. Es notorio que las condiciones actuales del país propician la multiplicación de militantes, tanto por lo que se ha avanzado, como por lo que falta hacer. Pero durante mucho tiempo hicieron todo lo que estuvo a su alcance para desacreditar a la política como herramienta transformadora de la realidad. Trabajaron duro, en serio. Usaron otras estrategias, no te desaparecían físicamente, pero tenían el mismo fin: sacarnos de en medio, eliminar la pasión, la fuerza, el ímpetu y por sobre todas las cosas, las ideas.
Pero no lograron tan amañado y siniestro objetivo y aquí estamos, como hace más de 30 años, como hace diez, como estaremos mañana, los jóvenes militantes, los de antes, los de ahora, los de siempre.

María José Sánchez
Majosanchez@gmail.com

3 comentarios:

Patricio dijo...

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-que la ignorancia política es la peor, sobre todo si es consciente y voluntaria.

Cuanta razón tienes, amiga, pues el peor analfabeto, como decía otro grande como lo fue Brecht, es el analfabeto político; sobre todo el que dice que odia la política... en fin, que hay otros que decidirán contra él mucho más allá de su indiferencia.

saludos, y ya me pasaré por aquí.


Patricio


.

Patricio dijo...

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-que la ignorancia política es la peor, sobre todo si es consciente y voluntaria.

Cuanta razón tienes, amiga, pues el peor analfabeto, como decía otro grande como lo fue Brecht, es el analfabeto político; sobre todo el que dice que odia la política... ...en fin, que hay otros que decidirán contra él mucho más allá de su indiferencia.

saludos, y ya me pasaré otra vez por aquí.

Patricio

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Patricio dijo...

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-que la ignorancia política es la peor, sobre todo si es consciente y voluntaria.

Cuanta razón tienes, amiga, pues el peor analfabeto, como decía otro grande como lo fue Brecht, es el analfabeto político; sobre todo el que dice que odia la política... ...en fin, que hay otros que decidirán contra él mucho más allá de su indiferencia.

saludos

Patricio

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